Una secuencia de horror sin precedentes en Guaymallén dejó conmocionada a Mendoza. Un artista callejero fue víctima de un asesinato de extrema crueldad, con torturas prolongadas y posterior desmembramiento, dentro de una casa donde convivía con una mujer bajo prisión domiciliaria y su pareja, ambos detenidos.
Redacción de Rojas Virtual del Grupo de Medios infopba.com
En la calle Adolfo Calle al 1900, en Guaymallén, la comunidad mendocina enfrenta un espanto difícil de comprender. La víctima, un hombre que se ganaba la vida como artista callejero, compartía techo con una mujer de 40 años que estaba bajo prisión domiciliaria desde 2020, junto a sus cinco hijas menores, y la pareja de ésta, apodado “El Porteño”. Ambos sospechosos se encuentran detenidos e imputados.
Según la investigación, el trágico hecho comenzó con una discusión que escaló a un calvario físico y psicológico de más de cinco horas. La víctima fue golpeada con una pala, una manopla de acero y la pata de una cama, mientras era obligada a leer fragmentos de la Biblia, cuya copia manchada de sangre fue secuestrada como evidencia.
Tras el asesinato, los agresores ocultaron el cuerpo debajo de una cama donde pasaron la noche, y al día siguiente procedieron a desmembrarlo.
A partir de la tarde del miércoles, vecinos alertaron por un humo denso y un olor insoportable que emanaba del lugar. Paralelamente, una de las mujeres envió a su ex pareja una foto con restos humanos, lo que desencadenó una denuncia al 911.
Al ingresar al domicilio, la policía halló el torso de la víctima dentro de un hogar donde intentaban incinerarlo, la cabeza en una bolsa plástica, y otros restos que, según la fiscal Andrea Lazo, fueron consumidos por los perros de la casa.
Las menores de edad que convivían allí fueron rescatadas e internadas bajo protección del Programa Provincial de Maltrato Infantil, mientras se investiga si presenciaron el horror.
Este caso desnuda una alarmante conjunción de violencia estructural, consumo de sustancias, abandono institucional y deficiencias en el control de la prisión domiciliaria. La fiscalía imputó a la pareja por homicidio agravado por ensañamiento, delito que implica prisión perpetua, y se busca a un tercer implicado.
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