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Bruno Cardinale: “La Argentina retrocede en todos los frentes y sin empleo real no hay salida posible”

Argentina cayó al puesto 72 en ingreso per cápita y retrocede en todos los indicadores de calidad de vida. El empleo formal privado lleva más de 15 años estancado. Desde ROJASVIRTUAL.COM.AR advierten que sin trabajo genuino, no hay recuperación posible. Análisis exclusivo de Bruno Cardinale para TAPA DEL DÍA.

Por Bruno Cardinale para TAPA DEL DÍAwww.tapadeldia.com

La decadencia argentina dejó de ser solamente una cuestión económica. Es un fenómeno estructural que afecta salud, educación, seguridad, vivienda y especialmente el empleo. La caída en el ingreso per cápita —con el país ubicado en el puesto 72 a nivel global— es apenas la superficie del problema: en índices de bienestar general, Argentina se mueve entre las posiciones 47 y 62, retrocediendo frente al mundo y frente a sí misma.

Desde la redacción de ROJASVIRTUAL.COM.AR sostienen que el país enfrenta una degradación profunda. La comparación ya no es solo con otras naciones: el deterioro también es interno. Argentina está peor que hace dos décadas en casi todos los aspectos clave de desarrollo humano.

La clave está en el trabajo. Sin empleo digno y sostenible no hay desarrollo posible. El sector privado formal —que debería ser el corazón productivo de cualquier economía sana— está estancado desde hace más de 15 años. Mientras tanto, crecen la informalidad, el empleo público improductivo y la dependencia de programas asistenciales.

En países desarrollados, por cada punto porcentual de crecimiento del PBI, el empleo crece 0,41%. En Brasil o Chile, ese coeficiente ronda el 0,5%. En Argentina, podría ser superior, pero las trabas estructurales, la incertidumbre macroeconómica y la falta de datos confiables anulan ese potencial.

Para cambiar este rumbo, el país necesita duplicar su tasa de crecimiento económico y elevar la elasticidad empleo-producto a un valor de al menos 0,7. Si se lograra eso, el empleo podría crecer a una tasa del 2,5% anual, superando el crecimiento poblacional y reduciendo el desempleo estructural.

El antecedente inmediato es la década de 1990. Entre 1991 y 2001 se crearon 1 millón de empleos, pero el proceso fue desigual. Entre 1993 y 1995 se destruyeron puestos de trabajo. La industria y la construcción quedaron paralizadas, mientras que sectores como comercio, transporte y servicios financieros crecieron. El PBI aumentó 30,4%, pero la industria manufacturera solo creció un 7% en toda la década.

Hoy, el escenario es más complejo. A los problemas de fondo se suman la pobreza estructural, una inflación persistente y un Estado desordenado. El margen de error es mínimo. Si no se actúa de manera urgente, la historia volverá a repetirse.

El verdadero desafío es anticiparse: liberar el potencial del sector privado, evitar cuellos de botella, eliminar trabas regulatorias y sostener una política económica coherente en el tiempo. Pero incluso con todo eso, el éxito dependerá del empleo. Porque sin trabajo real y bien remunerado, no hay desarrollo humano, no hay crecimiento genuino, y la decadencia se convierte en destino.

Así lo analiza Bruno Cardinale para TAPA DEL DÍA, en este informe exclusivo para TAPA DEL DIA, con colaboración de ROJASVIRTUAL.COM.AR.

Redacción de ROJAS VIRTUAL del Grupo de Medios infopba.com